22 de noviembre de 2011

Las formas y los fondos

Columna de opinión - Por Melu Weissonh

    Ingresar al Congreso a interrumpir una sesión en la que se discute una ley de presupuesto, parece no ser la mejor forma de poner ciertos temas sobre la mesa de ese salón. Sin embargo, debemos considerar que existe un contexto de movilizaciones, constantes paros, tomas y exposiciones de descontento que ya cumple seis meses sin divisar avances en las materias requeridas por la ciudadanía manifestante.
  
  Es comprensible el descontento por la ocupación del pasado 20 de octubre entre los parlamentarios contrarios a las peticiones contingentes en materias de educación y medioambiente, como también lo es el que el presidente de dicha cámara, Guido Girardi, optara por descartar un desalojo violento mediante la acción policial y se inclinara por la vía pacífica del dialogo.

   El voto de censura con que la derecha pretende arrebatar el cargo a Girardi se torna polémico cuando analizamos que la metodología con la que abordó el conflicto representa a un gran porcentaje de la población. El conflicto en sí es una analogía de lo que actualmente sucede en nuestro país: Los chilenos se manifiestan; los políticos, en lugar de escuchar y buscar una solución, con consignas del tipo "no nos va a doblar la mano una manga de inútiles subversivos" nos censuran porque entorpecemos, con nuestras urgencias, sus planes para Chile (planes en los cuales no parecen estar incluidos los intereses de los chilenos) ; y para rematar, está el ministerio del interior, que envía a sus tortugas ninjas a cazar, con la piedad y delicadeza característica de los últimos meses, a todo ser vivo que intente hacer valer sus derechos.

   Ya es hora de comenzar a replantear los objetivos de la política en Chile, y de comprender que, tal como dijo Gandhi, “lo que se obtiene con violencia, sólo puede mantenerse con violencia”.

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